viernes, 13 de mayo de 2011

Consecuencias de la interactividad: de usuario a 'prosumer', ¿pierde autoridad el cronista?

Una vez analizada la interactividad del cronista deportivo 3.0 conviene reflexionar sobre las consecuencias de la misma. Ya en el año 2000 José Luis Orihuela advirtió que, de entre las señas de identidad de los nuevos medios, era la interactividad la que planteaba "los mayores desafíos a la figuara y funciones tradicionales del narrador". Una interactividad entendida como "la capacidad de participación del usuario en el proceso comunicativo":

"El desafío profesional al que nos enfrentamos en el terreno de la comunicación no consiste simplemente en 'adaptarse al cambio', como si de una moda se tratase, ni tampoco se limita a prepararnos para utilizar con naturalidad un nuevo lenguaje. Lo que se plantea como exigencia es mucho más radical y pasa por comprender y controlar las nuevas características de los medios y de la comunicación pública".

El desarrollo de la tecnología móvil, la irrupción de los Smartphones y el despegue de la red social Twitter ha supuesto, casi una década después, un caldo de cultivo o mejor dicho, un campo de pruebas para reafirmar la teoría de Orihuela.

La interactividad y la participación de los usuarios se ha instalado en el proceso comunicativo de manera que éstos, como ya se dijo, se convierten en muchos casos en fuentes de información e incluso en productores subsidiarios de las informaciones. Es lo que Carlos Scolari ha llamado "prosumers".

Y llegados a este punto cabe hacerse la pregunta: Si los usuarios se convierten en productores de la noticia, ¿se produce una pérdida o una merma en la autoridad del periodista? Veremos que no sino que, por el contrario, la autoridad del periodista sale reforzada. En palabras de José Luis Orihuela:

"La clave de la nueva narrativa ciberperiodística consiste en que los narradores dejen de comprender al periodismo como una "conferencia" y lo comprendan como "una conversación o un seminario". Las audiencias, lectores, espectadores, televidentes, se han convertido en una parte sustancial del proceso comunicativo. Su voz suena ahora junto a las voces "profesionales", y a veces, hasta con más fuerza".

Este fenómeno entronca con lo que Aristóteles definió como el "ethos" y que los académicos Fernando López Pan (Universidad de Navarra) y Juan Carlos Gil González (Universidad de Sevilla) estudian en la columna y el editorial respectivamente.

Así se expresa Gil González en este artículo:

"En definitiva, el ethos hay que entenderlo como “los afectos suaves y tendentes ala captación de la simpatía y del delectare apropiados para ganarse la afición del público de manera duradera, afectos que también aparecen como disposición permanente del alma” (LAUSBERG , 1996: 257. Tomo I). Para nosotros, dentro de esecarácter ético-moral del que se expresa, el ethos también engloba la visión del mundo,las concepciones ideológicas, los valores morales… que se desprendenineluctablemente de la exposición escrita de los hechos y sus consecuencias".

Podríamos decir, por tanto, que un uso acertado de la interactividad y el resto de características propias del narrador en medios emergentes que señala José Luis Orihuela en su artículo, refuerza el ethos del propio narrador, el cronista deportivo en este caso, ya que da voz a los lectores, orienta sus opiniones, las organiza y las transforma en un ingrediente más de la historia que pretende contar o de la que pretende informar. De manera que el periodista no pierde autoridad ni cede autoridad para generar interactividad sino que refuerza su autoridad favoreciendo un proceso comunicativo interactivo.

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